Sepan quantos esta relación vieren, oyeren o leyeren, que en el sosegado día décimo del mes de enero, cuando el año, aunque omitido en la pluma del presbítero, bien se sabe por otras fuentes fidedignas ser el de mil novecientos y cuatro, fue solemnemente bautizada en la iglesia matriz de la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, cabecera del Departamento La Capital, en la muy ilustre Provincia de Santa Fe, jurisdicción que pertenece a la augusta República Argentina, una niña de gentil nombre Francisca María Ángela Scalzo〈n°11a〉, hija legítima de padres de honrada prosapia, cuyo linaje queda asentado en los anales familiares.
Celebró tan piadoso sacramento el cura y ministro de aquella feligresía, quien, ora por descuido, ora por costumbre o exceso de confianza en la memoria del porvenir, olvidó de asentar el año en el cuerpo del acta; mas no por ello queda en tinieblas el suceso, pues gracias a la diligencia investigadora del presente recopilador —que no otro soy yo— y valiéndose de los modernos artilugios del siglo de los prodigios, hallóse dicha acta entre los registros del mencionado año en el repositorio digital de FamilySearch, cuyo vínculo, como brújula fiel para navegantes de la sangre y del tiempo, se consigna aquí:
https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:XFP5-4JX
Y así, quede asentado en esta relación, no por vanagloria ni por jactancia, sino para memoria de los venideros, que la pequeña Francisca fue ungida con las aguas bautismales conforme a rito romano y tradición apostólica, ingresando así en el redil de los fieles y en la genealogía de los suyos, como lámpara nueva en la alcándara de la estirpe.
Dado en la pluma en este día, con el sol ya declinando sobre las memorias del Plata, por quien tuvo a honra rescatar esta perla de la historia familiar.