En los ardores del estío santafesino, cuando el sol de enero derramaba sus rayos dorados sobre las campañas de la provincia, y cuando el año de gracia de mil novecientos veintidós aún mostraba su juventud, aconteció en la villa de Santo Tomé una ceremonia de aquellas que regocijan al cielo y edifican a los mortales: el santo bautismo de la tierna criatura que respondía al dulce nombre de Nélida Yolanda Vetti〈n°10e〉.
Fue el día veintiséis de dicho mes de enero cuando las aguas bautismales corrieron sobre la frente inocente de la pequeña, en el venerable templo dedicado a la Inmaculada Concepción y al Doctor Angélico Santo Tomás de Aquino. ¡Qué feliz conjunción de advocaciones para recibir a una nueva alma en el rebaño del Buen Pastor! La pureza inmaculada de María Santísima y la sabiduría insigne del Aquinate presidieron tan solemne acto, bendiciendo con su patrocinio celestial el ingreso de la niña en la comunión de los santos.
Alzábase el mencionado templo en la población de Santo Tomé, que es joya del Departamento La Capital, en la rica y fértil provincia de Santa Fe, tierra de promisión dentro de los vastos dominios de la República Argentina. Allí, entre los muros consagrados de aquella iglesia, resonaron las palabras rituales que transformaron a la pequeña Nélida Yolanda en hija del Altísimo.
Mas he aquí que los arcanos de la divina Providencia han querido que este precioso testimonio sacramental, tras navegar por los mares del tiempo y sortear los escollos del olvido, llegase hasta nosotros por virtud de los modernos prodigios de la técnica. Pues yace depositado, cual perla en el fondo del océano digital, en los archivos de FamilySearch, esa magna biblioteca etérea donde se preservan las memorias de nuestros antepasados.
¡Bendita sea la diligencia de aquellos modernos escribas que han rescatado de las sombras del pasado tan valiosa reliquia documental! Por su celo infatigable, podemos hoy contemplar las mismas letras que trazó la pluma del párroco de Santo Tomé en aquellos días ya lejanos, cuando el siglo XX era aún mozuelo y el mundo guardaba otras esperanzas.
El curioso lector que deseare satisfacer su legítima curiosidad y poner sus ojos en el documento original, podrá dirigir sus pasos virtuales hacia este enlace que la cortesía nos obliga a proporcionar:
https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:QGV6-HZ7X
Allí, en ese scriptorium electrónico, podrá leer con sus propios ojos el testimonio de cómo una niña santafesina fue incorporada al cuerpo místico de la Iglesia, bajo la doble protección de la Inmaculada Madre y del Príncipe de los teólogos.
Sirva, pues, este humilde escrito de heraldo que anuncia tan feliz descubrimiento, para mayor gloria de Dios y perpetua memoria de los que nos precedieron en la fe.