Plugo al Altísimo, en su infinita misericordia y sabiduría, conceder al mundo una nueva alma cristiana cuando en el último día del mes de agosto del año de gracia de mil novecientos y diecinueve, vio la primera luz del sol la niña que habría de llamarse Nélida Yolanda Vetti〈n°10e〉, cuyo dulce nombre resuena con armonías celestiales y promesas de virtud.
Aconteció tan venturoso alumbramiento en la muy noble ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz. Era entonces la mencionada ciudad cabeza del Departamento La Capital, en la próspera provincia de Santa Fe, tierra bendecida por los ríos y fecundada por el trabajo de sus moradores, dentro del vasto territorio de la República Argentina.
Quiso la fortuna que, tras no pocos desvelos y diligencias, llegase a nuestro poder el documento oficial que da fe de tan memorable acontecimiento. Pues habiendo dirigido humilde pero firme petición a los señores del Registro Civil de la Provincia de Santa Fe, aquellos celosos custodios de los archivos públicos, movidos por la justicia de nuestra causa y la legitimidad de nuestra solicitud, tuvieron a bien hacernos entrega del preciado testimonio.
¡Qué singular merced es esta de poder asir entre las manos el papel mismo donde quedó estampada, con tinta y sello oficial, la constancia del primer vagido de quien habría de caminar por los senderos de la vida! No fue menester recurrir a los laberintos digitales ni a los modernos artificios electrónicos, sino que por la vía directa y antigua, de peticionario a funcionario, de archivo a solicitante, llegó hasta nosotros este tesoro documental.
Contemplamos ahora, con la reverencia debida, las letras que un escribano santafesino trazó en aquellos días de 1919, cuando el siglo XX aún era joven y el mundo guardaba otras esperanzas. Sus líneas nos hablan no solo del nacimiento de Nélida Yolanda, sino de toda una época, de unas costumbres, de una manera de registrar la vida que se nos antoja ya remota y venerable.
Así pues, poseemos en nuestro haber este documento auténtico, sellado y rubricado por la autoridad competente, que nos fue entregado bajo la solemnidad que corresponde a los actos oficiales y con la confianza que merece quien busca la verdad de sus antepasados.
Sea este escrito testimonio de tan dichosa adquisición, y sirva de pregón para anunciar que la memoria de Nélida Yolanda Vetti〈n°10e〉, desde su primer día en este mundo, ha quedado preservada para la posteridad en los archivos de la patria.